El modelo, presentado por nuestro equipo de Asistencia, permite hacer un seguimiento oportuno a la participación de niños, niñas y jóvenes que se encuentren en clases presenciales o remotas, para evitar así un distanciamiento del sistema educativo que pueda desencadenar en una definitiva deserción.
La pandemia trajo consigo una modalidad de clases a distancia que, como han señalado varios estudios, repercute en la calidad de los aprendizajes. Además, producto de las complicaciones asociadas a la conectividad y disponibilidad de recursos tecnológicos, muchos estudiantes, especialmente los que viven en situación de vulnerabilidad social, se distanciaron progresivamente del sistema educativo.
Ante este complejo escenario, planteamos la necesidad de cambiar la mirada sobre la asistencia escolar bajo el concepto de “participación”. Este concepto permitiría abordar la asistencia escolar tanto desde la perspectiva de educación remota o híbrido.
La jefa del programa de Asistencia de la fundación, Yanira Aleé, explica que “abordamos la participación como el contacto frecuente de los estudiantes con la escuela, ya sea de forma presencial o virtual, para involucrarse en el desarrollo de experiencias de aprendizajes, es decir, un contacto con un foco pedagógico”.
Además, agregó que “abordar la participación bajo una definición compartida permitiría hacer un seguimiento oportuno a los estudiantes para evitar su exclusión, o proceso de distanciamiento del sistema, que pueda desencadenar en una definitiva deserción”.
“La modalidad de participación -presencial o virtual- no tiene los mismos resultados esperados en el aprendizaje y desarrollo socioemocional, sin embargo, lo importante es exponer a los niños a experiencias de aprendizaje que se pueden dar a través de una clase online, de las actividades que les envíen por Whatsapp o de guías impresas que se repartan en los hogares. Lo importante es que los estudiantes tengan una retroalimentación y vínculo con los equipos educativos”, agregó.
Para llegar a esta nueva mirada, se trabajó con representantes de otras fundaciones, del Ministerio de Educación y con escuelas municipales de las regiones Metropolitana, Coquimbo y Magallanes. En dichas reuniones se analizaron las causas de la poca participación de los estudiantes y se diseñaron ideas que serán probadas en distintos contextos escolares.
Juan Pablo Valenzuela, economista e investigador del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile, quien participó en este trabajo conceptual del cambio de mirada, sostuvo que “en un contexto de pandemia es crítico que cada comunidad escolar se vincule regularmente con cada niña, niño y joven. Esta conectividad es un enorme desafío, pues en un contexto de escuelas cerradas o con clases con metodologías híbridas, se vuelve urgente asegurar este vínculo socioafectivo individualizado. Así, esta propuesta de Fundación Educacional Oportunidad, surgida con la activa participación de profesores, profesoras y directivos de las escuelas, nos propone una valiosa herramienta para monitorear y aprender de esta vinculación, pero también de monitorear el propio proceso de enseñanza-aprendizaje de cada estudiante, y viene a ser un diseño sencillo pero muy valioso que debiese ser replicado en muchos jardines, escuelas y liceos a lo largo de todo el país”.
El trabajo bajo la nueva mirada será aplicado por la fundación para hacer seguimiento a más de 6.000 niños y niñas de educación inicial y enseñanza básica, en 15 comunas de Chile.